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lunes, 27 de agosto de 2012

Quiero... Sin condiciones.


Quiero que me oigas sin juzgarme.
Quiero que opines sin aconsejarme.
Quiero que confíes en mí sin exigirme.
Quiero que me ayudes sin intentar decidir por mí.
Quiero que me cuides sin anularme.
Quiero que me mires sin proyectar tus cosas en mí.
Quiero que me abraces sin asfixiarme.
Quiero que me animes sin empujarme.
Quiero que me sostengas sin hacerte cargo de mí.
Quiero que me protejas sin mentiras.
Quiero que te acerques sin invadirme.
Quiero que conozcas las cosas mías que más te disgusten,
que las aceptes y no pretendas cambiarlas.
Quiero que sepas.... que hoy puedes contar conmigo...
Sin condiciones.

Jorge Bucay, "Cuentos para pensar".

lunes, 13 de agosto de 2012

Can what may.

Los días se convirtieron en semanas.
Las semanas, en meses.
Y entonces un día no precisamente especial,
cogí la máquina de escribir,
me senté y escribí nuestra historia.


Una historia sobre una época.
Una historia sobre un lugar.


Pero por encima de todo, una historia sobre el amor.


Un amor que vivirá para siempre.






miércoles, 8 de agosto de 2012

martes, 31 de julio de 2012

Respuestas. Decisiones.


¿Qué hacer cuando ninguna opción parece la correcta?
¿Qué declinarse a pensar cuando la cabeza es abordada por miles de ideas?
¿Cómo brindar más oportunidades si no se van a aprovechar?

lunes, 2 de julio de 2012

jueves, 31 de mayo de 2012

Candy.


Éranse una vez Candy y Dan. 
Todo era muy acalorado aquel año. 
La cera se derretía en los árboles.  Sólo estaban ellos dos. 
Todo era dorado. La tarde era de un placer extravagante. 
Los últimos rayos de sol del día endulzaban como tiburones. 
Él era guapo y un delincuente muy bueno. 
Vivíamos a base de sol y chocolate. 
Él se subía a los balcones. Se subía a todo. 
Hacía lo que fuera por ella. Pobre Danny. 
Miles de pajarillos adornaban su cabello. 
Su corazón late como un tambor de vudú. 
Una noche la cama ardió. Yo estaba empapada de rendición. 
Irrumpiste en mi vida, y me gustó. 
Contigo en mi interior se produce el matrimonio de la muerte. 
Nos revolcamos en nuestro banco de la felicidad. 
Entonces hubo una separación de las cosas, y la Tierra se quedó a oscuras. 
Pero Danny, lo dijiste, prometiste, apuntaste al cielo: 
“Esa se llama Sirio, la estrella perro, pero sólo aquí en la Tierra”. 
Cuánto  me gusta este zumbido en mis oídos, 
de que sólo se puede amar una cosa y no puedes ser tú. 
“Esta vez quiero probarlo a tu manera”. 
A veces te detesto, durante mucho tiempo. 
Danny el intrépido. Danny se perdió. 
Mírame, ¿dónde estabas tú cuando todo se fastidió?  

jueves, 17 de mayo de 2012