Se te paró el corazón y a mí, la razón.
Cada última vez parece ser de nuevo la primera.
Olvido los motivos que hacían que te odiara hasta que vuelvo a verte y a rendirme.
Te arropo, te entiendo, o al menos lo intento.
Y ahora tus besos duelen porque un día me mostraron lo que no eres.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Lo peor que podemos hacer es rendirnos, tenemos que presentar resistencia.
ResponderEliminarCuando ves al hombre que amas se te olvidan muchas cosas, demasiadas quizás.
Me encanta este blog, es un lujo de sentimientos. Me encanta pasearme en solitario por él, me vuelvo a sentir muy cómoda.